Durante el confinamiento son muchos los casos de chemsex que nos han llegado a consulta. Son reuniones en casa entre dos o varias personas con el objetivo de consumir drogas y mantener relaciones sexuales. Como me comentó uno de mis pacientes, el confinamiento fue la tormenta perfecta para que se multiplicara un fenómeno que ya estaba en ascenso y que el COVID hizo que prendiera mas la llama: se juntó el sentimiento de soledad y la ansiedad por estar recluido en los pequeños pisos de las grandes ciudades, el cierre de los locales de ocio nocturno y la necesidad de vincularse con otros hombres.
El perfil de usuario de este tipo de reuniones suele ser alguien que ya consumía en las salas nocturnas de forma recreativa y que dan el salto ahora a hacerlo en las fiestas en casa, pero hay algo que cambia: La droga que se toma ahora en estas fiestas, la Tina, es muy adictiva y la sensación de control que sienten al consumir de fiesta cambia con este nuevo consumo y ocurre algo que nos les pasaba hasta ahora: Tienen la necesidad de consumir también entre semana, incluso estando solos en casa. Algo que les comienza a ser motivo de preocupación.
La soledad, las dificultades con la autoestima, problemas a la hora de vincularse y la falta de ilusiones más allá del sexo y el bienestar que provocan las drogas, son otros de los motivos vinculados a estas prácticas. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de dos reforzadores muy potentes: el sexo y las drogas, que ponen el listón de lo que es capaz de gratificarme muy alto, y los usuarios empiezan a encontrarse con dificultades para disfrutar de las pequeñas cosas; y de disfrutar del sexo sin todo el morbo que rodea a estos encuentros.
Para los/as psicólogos/as especializados en el chemsex como los del equipo de tu-yo psicólogos, constituye un auténtico reto a abordar. Muchas veces los pacientes buscan soluciones rápidas cuando nos contactan los lunes en pleno “bajón”, malestar que van olvidando según se acerca el siguiente fin de semana. El problema es que en muchas ocasiones minimizan las repercusiones que están teniendo en su vida, en sus relaciones personales, en sus compromisos y en su estado emocional, convirtiendo la intervención en un camino con muchos obstáculos y todo un reto.
