La famosa salida del armario es ese proceso que se inicia con una autoaceptación de la propia orientación sexual y culmina con su declaración pública a los entornos más o menos cercanos.
Existe el debate de si es necesario y por qué el llevar a cabo esta declaración; entre los argumentos clásicos en contra se encuentran aquellos que opinan que la heterosexualidad no es algo que se declare y por tanto la homosexualidad u otras formas de sexualidad tampoco habría de declararse, que a nadie le debería importar con quién me acuesto, que no sienten la necesidad de ir diciéndolo por ahí o que nunca han entrado en un armario del que por tanto no podrían salir. A favor, se escuchan voces diciendo que se puede vivir una vida mucho más plena sin tener que ocultar tu orientación sexual, estudios que señalan que los niveles de cortisol y estrés en homosexuales en el armario son superiores a los de homosexuales declarados. Una lectura muy interesante sobre los conflictos que presenta el dilema de salir del armario lo relata Ana Adán en el post Salir del armario: sentir, hacer y decir.
Es evidente que es imposible generalizar y que cada uno en base a su historia personal y su entorno y circunstancias deberá decidir cómo quiere vivir su orientación sexual, si de una forma más abierta o más cerrada. También es cierto que muchas veces los miedos que tenemos al encarar una salida del armario están en nuestra cabeza y no son reales, porque todo se ve más negro y los riesgos se magnifican. Salidas del armario hay tantas como homosexuales, pero los cambios más frecuentes que han de afrontarse se pueden clasificar en tres períodos.
Período de Asimilación
El período en el que notamos cambios internos frente a estímulos externos, cuando nos damos cuenta de que “algo pasa“ y tratamos de ponerle una etiqueta que nos ayude a entenderlo. “Soy gay”, “soy lesbiana”, “soy bi”, “soy trans”… .
Las etiquetas nos encasillan y nos limitan ya que la diversidad afectivo sexual es muy amplia y más compleja, pero nos alivia encontrar respuestas y saber que pertenecemos a un colectivo más amplio con gente como nosotros. Estos cambios internos hacen que percibamos las cosas desde una nueva perspectiva y a menudo surgen dificultades y miedos: al qué dirán si se enteran, ¿formaré una familia, tendré hijos?, ¿será una fase?, ¿mis amigos me aceptarán sabiendo qué o quién soy?.
Período de Preparación para la acción
Es una etapa en la que iniciamos acercamientos en nuestro entorno para contar que somos homosexuales, bisexuales… Se suele elegir a una persona cercana que suponga nuestro principal apoyo en todo el proceso. En ocasiones es el mejor amigo o la mejor amiga, un hermano, el padre o la madre, un amigo homosexual ya declarado…
Es importante contárselo al principio a quienes sepamos que nos van a apoyar, ya que nos dará fuerzas para más adelante para afrontar decírselo a otras personas que nos den más miedo, generalmente algún familiar (¿padre?, ¿madre?) o algunos amigos.
Tener personas con las que poder ser nosotros mismos en su máxima expresión, a la que poder comentar que estás conociendo a una persona especial o la frustración asociada a no encontrar nadie interesante, el poder contar un viaje que has hecho con tu pareja o incluso presentársela… Es muy sano para poder experimentar esa sensación de plenitud y de no alerta. Las dudas vendrán asociadas a quién elegir para ir dando estos pasos y el miedo al rechazo por parte de estas personas tan importantes para ti.
Período de información
Si decidimos avanzar en el proceso y se lo contamos a más personas, suele necesitarse un período de información. No es más que la parte del proceso en la que a los demás les toca asimilar lo que les acabas de contar. Les surgen muchas dudas, tales como ¿pero eres pasivo o activo?, ¿qué va a cambiar?, ¿vas a travestirte?, ¡cuidado con las drogas!, ¡cuidado con el VIH!, ¡cuidado con que lo sepan en tu trabajo o en tu clase!, ¡cuidado al ligar por internet o apps! .
Afortunadamente se ha avanzado mucho y algunas de estas dudas no son tan recurrentes; muchas empresas tienen programas propios de defensa por la igualdad lgtb, ya hay aplicaciones de ligar para heterosexuales muy extendidas, existe mucha información tajante en contra de la asociación entre drogas o VIH con una orientación sexual…
Y sin embargo muchas dudas aparecen. Te recordarán el riesgo de que sufras bullying o mobbing, el miedo asociado a lo desconocido que dependerá de lo mucho o poco que hayas explorado hasta ese momento, los miedos asociados a que te resulte difícil formar una familia… Habrás de sentirte fuerte y seguro para afrontar con calma, transmitir serenidad y cuestionar clichés.
Período de estructuración
Suele ser mayor cuanto más amplia sea la salida del armario. Implica todos los cambios asociados a vivir plenamente acorde a tu orientación sexual; y esto a su vez puede significar que no cambie nada, en función de cómo fuera tu vida previamente. Un cambio típico suele ser un cambio de entornos, tanto físico como de personas.
No se trata de abandonar a los amigos de siempre, pero sí suele involucrar dejar un espacio para nuevos amigos afines en cuanto a orientación sexual y que salgan por el ambiente. No a todo el mundo le interesa, pero a muchos les abre las puertas a poder conocer una pareja o a tener amigos que compartan algunas inquietudes y afinidades relacionadas con la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad…
Es el momento en el que salir por Chueca te divierte más que salir por una discoteca heterosexual, por el hecho de que a ti también te apetece salir y ligar y no solo sujetarles las copas a tus amigos hetero. También suele apetecer cuando sientes que tus amigos se van casando y teniendo hijos y tú sigues quedando con ellos para ir al cine. Las dudas y miedos asociados a esta etapa son aquellos comentarios de tu entorno original del tipo: “has cambiado”, “cada día eres más gay”, “nos has cambiado”, “nos estás abandonando”, “no te reconozco”…
El proceso no es fácil y embarcarse en cada una de estas etapas es una decisión muy personal que cada persona tendrá que sopesar. En muchos casos, el malestar y el sufrimiento que originan son muy grandes y difíciles de soportar. Es por ello que es importante realizar este proceso de la forma más acompañada posible, bien por esos apoyos cercanos que suponen un pilar y una fortaleza para seguir adelante, bien acudiendo a un terapeuta especializado en diversidad afectivo sexual que pueda ir aclarando tus dudas y ayudándote a enfrentarte a tus miedos.
Sea como sea, recuerda: no estás solo, no estás sola.